Un relato de Casi

Aquí teneís el relato de Casi. Como ya dice en su blog va a cerrar así que aquí os pongo su historia!


CAPITULO 1 - PRIMERA PARTE - : El principio de un sueño

Des de pequeña mi sueño fue ser una bailarina profesional. Tenia una clase de balet distinta cada tarde y nunca me cansaba de bailar. Mis padres decían, que esa afición al balet era como un cáncer, una cosa que cuando la coges ya no te separas de ella hasta morir, pero esa vez, como en muchas otras ocasiones se equivocaban.
A los trece años les pedí a mis padres que me apuntaran a un colegio especializado en la danza, a ellos les encanto la idea, tenía que ir 3 veces a la semana a Barcelona, a prepararme.
Al fin llegó el día de la prueba. La sala estaba vacía salvo por una mesa donde se encontraban los cuatro jueces que decidirían si entraba o no.
En los dos trimestres siguientes estuvimos esperando una respuesta de la escuela, hasta que un día de julio llego un paquete junto con una carta, los dos con el sello de la escuela.  Lo abrí rápidamente, mientras mis padres abrían la carta.
- Claudia mira lee este párrafo de la carta- me dijo mi madre con una gran sonrisa en la cara
- Querida Claudia Llop Garriga, nos agrada informarle de que ha sido admitida en el Colegio de danza María Teresa  Gilbert... -  Después de leer esas palabras, empecé a dar saltos por toda la casa.
Luego me acordé del paquete, así que seguí abriéndolo. Dentro se encontraba un finísimo tutú de seda rosa, el cual ya tenía puesto unos segundos después. Me quedaba perfecto, ¿como sabían los de la escuela que talla usaba?, pero eso en ese momento no me importaba, me habían admitido en una de las mejores esquelas de balet del mundo ¿que podía pedir mas? Entonces sonó el teléfono. 
- ¿Si? - respondió mi madre - enserio..., de verdad..., que ilusión..., adiós, ¡hasta pronto!
Cogió el teléfono rápidamente y con una sonrisa que le ocupaba toda la cara me dijo.
- Claudia tengo una buena noticia, una noticia buenísima...
- ¿Que mama que?
- ¡Jordi vuelve a casa!
- ¿De verdad?
Entonces fue cuando el día no podía ir mejor, me habían admitido en la escuela y Jordi mi hermano mayor que no veía desde hace ya seis años volvía a casa, era el mejor día de mi vida.







CAPITULO 1 - SEGUNDA PARTE - El principio de un sueño

Después de una larga semana de espera por fin, por fin tocaba ir al aeropuerto a buscar a Jordi.
Cuando lo vi solo tenia ganas de abrazarle, tocar ese jersey que llevaba y llenarle la cara a besos. Lo abraze tan fuerte como pude y el me lo devolvió. Estuvimos ablando y  luego fuimos a comer a la playa. Jordi nos contó todas sus aventuras durante esos seis años:


- Y que hermanita, ¿como va el valed?
- Muy bien, ¿sabes qué? ¡Me han admitido en una escuela de valed buenísima! - a Jordi no le entusiasmo demasiado, era como si ya se lo hubieran dicho - Jordi, ¿quien te lo ha dicho? - El sonrió, luego sacó un paquete de la maleta.
- Esto es para ti - dijo el. Lo abrí a toda prisa. Dentro había el mallot mas bonito que había visto jamás.
- Gracias - lo abracé tan fuerte como pude y empecé a llorar de felicidad.

Al día siguiente, me desperté muy temprano, fui a la cocina, y aunque yo me desperté a las seis, Jordi ya se había levantado, duchado y almorzado.


- Buenos días princesa - Princesa, como añoraba que me llamara así
- Buenos días sapo - le respondí

Me sirvió un baso de leche con cacao y salió al jardín. Yo, aún emocionada por la película de espías que vimos por la noche, subí a arriba y entre en la habitación de Jordi esta olía a vainilla. La luz que entraba por la ventana, me deslumbro a trabes del cristal de una foto. Me acerque a ella, era de cuando yo tenía cinco años, estábamos en la feria de Paris, montados en la montaña rusa, Jordi me ganó un oso de peluche bastante grande, el cual, aún conservo. Luego fuimos a la montaña rusa y allí nos hicieron la foto.
Después me acerqué al armario, cuando lo abrí, noté algo raro. Las pocas camisas que tenía, estaban planchadas, y Jordi no acostumbraba a plancharse la ropa, mas bien siempre la llevaba arrugada.
Alguien empezó a subir las escaleras y lo único que se me ocurrió fue esconderme en el armario, entonces si me sentía como una espía. Jordi entró en la habitación, estaba hablando por teléfono.


- No te preocupes hoy se lo digo - hizo un pequeño silencio y prosiguió - Tranquila, en cuanto lo sepan te llamo,... Como no se lo voy a decir, tienen que venir, además, ya esta todo preparado - ¿Que estaba preparado?, ¿Donde teníamos que ir?, y sobretodo, ¿Que teníamos que saber? - Adiós, hasta mañana, te quiero.

Colgó y salió de la habitación, yo me quedé meditando lo que acababa de escuchar. Al cabo de unos minutos, salí y baje al salón, me senté en el sofá y encendí la televisión. En ese momento hacían una comedia en blanco y negro. De pronto, mama empezó a gritar. Yo y Jordi subimos a ver que pasaba. Mi madre tenia las manos en la oreja, los ojos cerrados y la boca abierta, mientras pedía a mi padre, a gritos, que le llevara un mondadientes. Jordi preocupado me llevó a abajo por si a caso, y un minuto después mama bajo, con una bonita sonrisa, y muy serena me explicó lo que había pasado. Al parecer una mosca le entró en la oreja y al estar tan cerca del tímpano, el ruido provocaba un gran dolor en la cabeza.
Entonces entraron papa y Jordi en la habitación, Jordi se sentó en el sofá que teníamos delante, dirigió la mirada arriba y luego miro al suelo. Mis padres se miraron extrañados y a mi, esa situación, me incomodaba.


- ¿Que pasa? - pregunté para romper el silencio, que parecía haberse instalado en el salón.
- Os tengo que dar una noticia - mis padres se volvieron a mirar extrañados y yo por fin iba a saber de que estaba hablando antes por teléfono - Mirad, sabéis que me estado bastantes años en Estados Unidos ¿verdad? - y antes de que pudiéramos responder prosiguió - Entonces..., en estos años he conocido a muchas personas, y una de ellas es Raquel. A ella la conocí en la Universidad, tiene un año menos que yo, es rubia y de ojos castaños.
- ¿Que nos intentas decir? - preguntó mi madre, medio emocionada- Que, bueno, Raquel vendrá mañana en el vuelo de las once, porque quiero que la conozcáis.

Después de esa charla, mis padres estuvieron muy pensativos durante todo el día.
El día siguiente, Jordi se puso una de las camisas planchadas que tenía en el armario, y fuimos de camino al aeropuerto, cuando la vi bajar del avión, pensé que era una ángel. Era alta, delgada, rubia,... Una chica preciosa.


- Hola, Raquel - dijo mi hermano
- Hola Jordi - Respondió ella. Tenía una voz dulce y tenia bastantes pecas - tu debes de ser Claudia, Jordi me ha dicho maravillas de ti - dijo dirigiéndose a mi.
Cuando llegamos a casa, Jordi nos sentó otra vez en el salón.
- Familia, ahora ya habéis conocido a Raquel - dijo Jordi
- Hemos esperado este momento durante semanas - le interrumpió ella
- ¿Que queréis decirnos? - preguntó papa
- Bien - Raquel y Jordi se dirigieron una sonrisa - Raquel y yo... -
- Nos vamos a casar - acabó ella.